domingo, 10 de agosto de 2014

05-08-2014 Continuamos nuestra ruta desde Sintra a Evora

Despierto de mi reparador sueño con un susurro en las orejas de mi amada Dulcinea:"Venga levántate, que hoy tenemos ruta hasta Evora y allí hace calor, que quieres que nos pille todo el solazo". Ante unas palabras tan dulces imposible resistirse. Así, que desayunado, vestido y ensillado Rocinante ponemos rumbo hacia la ciudad de Evora, pero antes y aconsejado por los lugareños hacemos un alto en la ciudad de Setubal. En la cual ya se nota el aumento de temperatura que rondaba los 32 grados. Visitamos la desembocadura del Sado, y la parte peatonal de la ciudad, también visitamos su mercado de abastos, en el que casualmente estaban rodando un capitulo de una serie de televisión en un puesto de pescado donde actores y juglares lo habían tomado al asalto. Ya, aprovechando que el calor empieza a remitir ensillamos a Rocinante y dirección a Evora nos ponemos por carreteras secundarias. Pero antes hacemos una ruta hasta el Cabo Espichel atravesando la Serra da Arrabida entre un paisaje de pinos y viñedos. En el cabo hay un antiguo convento a día de hoy abandonado, que era hospedería de peregrinos y se pueden observar las habitaciones que daban al patio central del convento. Continuamos nuestro camino hasta Evora por carreteras entre alcornocales y olivos. Un paisaje fantástico que junto con el atardecer es digno de recordar en los tiempos futuros. Grandes campos con dehesas de toros, que si impresionarme los gigantes estos animales no son menos, que mirando a uno de frente y verle esa cornamenta mas ancha que el manillar de una harley con los puños hacia arriba, eso si que acojona de verdad. Ya de noche llegamos a la Hospedería que llamarse Hotel GraÇa rezaba en la puerta, estaba a dos kilómetros del centro de la ciudad. Como se notan los recortes, el parking estaba mas oscuro que el habito de un monje dominico, ni para guardar los cascos en el baúl se veía; así que cuando las barbas de tu vecino las veas pelar pon las tuyas a remojar. Desensillado Rocinante y los bártulos en la alcoba acondicionados, pregunto al hostelero sitio para cenar en la ciudad, diciéndome el muy ladino que siendo la hora que es nada abierto encontraré. Uno que es de naturaleza poco conformista, arrea solo con Rocinante en busca de algo que llevarse al estomago y saciar el hambre de mi amada, he que es cierto lo que el hostelero me contó a las 11 todo cerrado y sin lugar donde abastecerme, dando vueltas como mono de feria, encuentro una tasquinha que hacen bifinas y hotdogs, presto le pido dos de salchicha acompañada de zumo de cebada, que raudo y veloz guardo en las alforjas de Rocinante para que mi amada coma caliente y no se le corte la digestión. Una vez ya aliviado el hambre y siendo las horas que son. Lo mejor apagar la luz y... a descansar cuerpo, alma y espíritu. CONTINUARA...

No hay comentarios:

Publicar un comentario